Paseo las plazas para ver la naturaleza, que siempre me sorprende. Estas desordenadas miniaturas las encontré en el Jardín Botánico, una calurosa tarde de este verano. Viajaron desde Madagascar, que no es poco, para divertirme y hacerme sufrir intentando un encuadre. Son extrañas, hermosas en su simplicidad, no?
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2 comentarios:
ahhhhhhhhhhhhhhhhh
que hermosura!!!
y que contraste entre esas hojas tan resistentes y esas flores hechas de aire y color !
me encanto
gracias ali
Qué casualidad. Mañana voy al botánico a escaparme de la urbe un ratito.
Seguro las veo. Son una mano esquelética que floreció ja ja.
Un abrazo
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